El crecimiento urbano desenfrenado de las ciudades -y a veces desordenado- sumado a la falta de inversión por parte del Estado y a la falta de campañas de sensibilización de la población -o más bien, debido a la ausencia de educación pública sobre el tema- son factores considerables del porqué los ríos no reciben el tratamiento que se merecen. La falta de sistemas de saneamiento y de eliminación de residuos industriales agregan un problema más a este panorama.
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